José Camón Aznar, Aforismos del solitario



José Camón Aznar (Zaragoza, 1898-Madrid, 1979) fue un pensador e historiador del arte que, en sus ensayos, tratados y monografías o artículos, estudió los más variados temas y épocas, desde Las Artes y los Pueblos de la España primitiva, pasando por los grandes genios de la historia del arte, con monografías como las del Greco, Picasso, Miguel Ángel o Goya, al que dedicó sus últimos tiempos. Estudios en los que, sin entrar en un análisis minucioso del artista o de su obra, supo captar, sin embargo, su personalidad artística, así como proporcionar una visión personal de su obra.

Aforismos del solitario (de los cuales aparecieron publicados en el diario ABC varias entregas) es un libro editado de manera póstuma, concretamente en 1982, donde se reúnen casi 1.500 aforismos de temática variadísima (arte, religión, historia, filosofía), pero escritos en cualquier caso desde una óptica personal, audaz e intempestiva.

Aforismos del solitario vuelve a la luz de la mano de Apeadero de Aforistas, en coedición con Libros del Innombrable.


Reseña de Enrique García Máiquez


José Camón Aznar
Aforismos del solitario
17x12 cm. 
144 págs



Información: apeaderodeaforistas@gmail.com

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Si tuviera que elegir un trono para la poesía, elegiría el banco de un jardín.


Diálogo: le he presentado mis razones y él, las suyas. Ya podemos quemar ese montón de hojas secas.


La duda no es más que la certidumbre meditada.


Sólo el que piensa con las piernas se propone ideales que pueden alcanzarse.


Eres tan débil que cuanto coges se convierte en robo.


Siempre que el tímido se decide a no serlo, comete una injusticia.


¿Cuándo empezó el hombre a ser libre? Cuando inventó el techo.


La imaginación del sabio inventa lo que ya existe.


¿En qué conocerás que has llegado a puerto? Cuando seas tú la ola que avanza.


Si caes vencido por el tiempo, que tu caída sea como la de una bella estatua que ya no se puede rehacer.


Tragedia del universo. Sus leyes lo mantienen estático. La vida le obliga a cambiar. De ahí los cataclismos periódicos.


Que tu soledad sea como la de la ballena: porque necesites todo el mar.


¿Mis afines? Los que se deshojan eternamente por ir contra el viento.


El autor trágico construye sus personajes con su propia alma. El cómico, con el de las demás.


La juventud es algo que se conquista con los años.